En
mi cama mando yo…y me acuesto con quien quiero.
¿Quién
somos nosotr@s para juzgar cómo y con quién quieren vivir dos personas que se
quieren?.
En
un mundo globalizado, donde la economía fría y dura abarca nuestras inquietudes
políticas y me atrevo a decir casi humanas, no puede ser, no quiero permitir,
que los sentimientos sinceros de cariño, estima, amor, sean cuestionados.
Nada
hay más bonito en la vida que dos seres humanos se quieran.
Celebramos
el 7º Aniversario de la Ley 13/2005, ley aprobada con plena e indiscutible
legitimidad democrática, que venía a otorgar la plena ciudadanía al colectivo
que había estado privado de ella y que consagraba en España la igualdad de
todas las personas a la hora de contraer matrimonio.
Nacía
el Matrimonio Igualitario y con él se concedía a una buena parte de la
población la dignidad y la igualdad que, de manera contraria a los principios
de nuestra Constitución, se le había negado históricamente.
Esta
Ley, que permite el Matrimonio Igualitario, no va contra nadie, no recorta
derechos a nadie; es, al contrario, una ley indispensable porque amplia
derechos y concede la igualdad legal a quienes eran desiguales considerándoles
como ciudadan@s de tercera.
Al
PP que recurrió esta Ley ante el Tribunal Constitucional le pido que reflexione
y retire dicho recurso de la vergüenza o que, al menos, rectifiquen
públicamente su posición. La usan y la disfrutan.
“Quererse
dos personas es de las cosas más gratificantes y hermosas que la vida nos depara
como seres humanos, nos las dejéis pasar y aprovecharlas”.
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