viernes, 25 de mayo de 2012

#Wertdimisión

La educación vertebra un país. Da fuerza a un país. Es nuestro gran instrumento para superar la crisis y hablar de futuro. En solo 100 días de Gobierno del PP, los recortes en educación superan los 4 mil millones de euros.  El ministro Wert se ha empecinado en batir todos los récords posibles  haciendo saltar por los aires la educación pública, uno de los pilares fundamentales del Estado de Bienestar, y rompiendo las expectativas de futuro a los jóvenes y al país,  mermando sus posibilidades de salir de la crisis en igualdad de oportunidades. Unos pocos ejemplos me bastan para definir a este personaje como polémico por su incontinencia verbal y repudiado por sus numerosos ataques a diferentes sectores de nuestra sociedad. Justificar la subida de ratio en las aulas diciendo que así los alumnos se sociabilizarán más (a codazos puede ser) no entra en la cabeza de nadie. Aumentar las horas lectivas solo implica mandar a miles de profesores al paro. Cambiar el nombre a la asignatura “Educación para la ciudadanía” y decir que es una asignatura adoctrinante y  eliminar cuestiones como la referencia a los afectos, el rechazo a los prejuicios, racistas, sexistas u homófobos, las relaciones entre hombres y mujeres o la pobreza y la discriminación provocada por desigualdades sociales o económicas, es  un insulto a l@s profesores que la imparten. Cambiar el temario a l@s opositores a profesor/a de secundaria en Andalucía a poco tiempo de los exámenes es crearles angustia e incertidumbre pues llevan mucho tiempo preparándose las pruebas. Negarse a incluir en el orden del día de la reunión prevista con los rectores de las universidades públicas el debate sobre la subida de las tasas universitarias y las medidas de recorte del gasto educativo que más afectan a la Universidad, puede devenir en un merecido plantón. Dar lecciones de economía a las familias diciendo que si no tienen dinero para estudiar es porque no se privan de otras cosas, indica una falta de humanidad y sensibilidad y es un insulto a las casi 2 millones de familias que tienen a todos sus miembros en el paro.  
Y pedir a las dos aficiones de los equipos que disputarán la final de la Copa del Rey que estén a la altura de lo que se espera de ellas, también es una cuestión de educación, pero de mala educación,  pues no creo que el propio ministro esté a la altura de lo que se espera de él. Recuerdo perfectamente cuando el Sr. Wert tildó a los estudiantes que se manifestaban pacíficamente de "violentos", pidiéndoles también sentido común, ese que él mismo no tiene. Eso es reírse de la ciudadanía. Ha querido abanderar una "revolución educativa" y se ha encontrado con una "revolución en la calle", que tanto critica. No es para menos. Retrocedemos.


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